Memoria de Elefante

Inmediatamente le vi, supe que seríamos amigos. Baja la vista protegida por los lentes, paseando de un lado para otro por la página del libro. Tuve la curiosidad que siempre tengo cuando veo a una persona con un texto en la mano, como si pudiera decir "dime lo que lees y te diré como eres". Se le veía concentrado, a pesar del ruido del aula. A la larga fuimos amigos, no menos especiales que cualquier par de amigos que alguna vez van al cine, se regalan en los cumpleaños y se llaman de cuando en cuando para ponerse al día en lo que ha pasado con el uno y con el otro. Aveces me cansa con su perorata del día a día, del trabajo y algunas noticias de acá y de allá, como supongo que a veces le canso con mi día a día, el trabajo y las noticias más de acá que las de allá. Pero si comentamos alguna película, algún libro, alguna música, se nos llenan los ojos de esa luz llamada complicidad, entonces entiendo porqué somos amigos, porque le nombro cuando quiero demostrar que existen almas afines a mis gustos. Siempre hay quienes deambulen por nuestras vidas con múltiples conexiones, arrastrando alguna incidencia o simplemente arribando porque era la hora dellegar, para quedarse, para volver a irse, o quedarse en estadointermitente, como pájaros o barcos. Nuestros ojos se mueven cada día porcientos de rostros exentos de significado, hasta que una tarde cualquiera, se detienen en alguien, en un aula bulliciosa, que lee un libro de Borges.