15 junio, 2010

Con olor y sabor a abril

La mujer miraba el horizonte anhelante y silente, quieta.
Pensó en no pensar, pero la traicionó "la loca de la casa".
Desafió el más allá que se escondía donde pocos lo hallaban,
pero donde muchas llegaban por pura intuición femenina.
Por eso se irguió petulante, altiva, desafiante.
Miró de frente.
Sonrió amplio.
Caminó despacio.
Se decidió a volar.
Decidió soñar.

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