Dicen que la estrella se enamoró del sol al verlo despertar una mañana, resplandeciente con gran brío y rayos majestuosos, que desde entonces fue la última en irse a la cama para poder espiarle. Pero el astro rey estaba enamorado de la luna, y ante aquella luminosidad no podía competir. La estrella iba cada noche a llorar al desierto, y sus lágrimas formaron un océano, y el océano se volvió un espejo, y con él la estrella aprendió a bailar emitiendo su luz fulgurante. Ahora el mar ama a la estrella, la estrella sigue enamorada del sol, el sol ama a la luna, y la luna esta enamorada de sí misma.
Siempre ha sido así, nunca se acaba esta larga lista de amores no correspondidos….
19 diciembre, 2007
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Y entre ellos la Tierra que amó al viento, y el viento que amó a las olas del mar y estas a la arena de la playa.
ResponderEliminarEl amor también es ciclo; ya lo sabes tu... "Todo se transforma".
Dos besos, tres abrazos.