09 octubre, 2007
Memoria de elefante
A mis amigos poetas…
De poeta y de loco todos tenemos un poco. Bendita la revolución de los blogs que ha esparcido toda esta locura cargada de versos, expresiones con colores, quimeras y desiertos. Aunque con un dejo de vanidad y yoísmo llueve en estas voces. Cada vez se multiplica el verbo que va del sueño a la acción, porque más lejos llegan las palabras cuando toman la vía escrita; y una parte de mi yo, también es parte del tuyo, y somos más comunes y fraternarles.
En estos mercados de memorias hay espacio para la anarquía, para la alegría, para la filosofía, y también para la osadía de ser simplemente tú, con toda su maleta de vanagloria, como si se hubiera inspirado el mundo en eufóricas y retóricas musas para el autoaliento.
Quizás esté de moda la palabra, como lo estuvo el comunismo, el cristianismo y hasta los sismos en oriente; el dengue, el Niño, y ahora el Calentamiento global. Pero yo he decidido celebrar con Coca-cola esta maravilla de tener amigos poetas, y me pongo una camiseta del Ché para festejar estos “tratados libres de pensamientos”.
Me subo a este barco acompañada de un duende y un bohemio, llevando conmigo cartas que vienen de saturno, la sin coherencia de un jueves que parece viernes, y una que otra utopía verde.