20 noviembre, 2009

Memoria de elefante

Es algo muy momentáneo e imperceptible, maquillado con tonalidades tan distintas que sin embargo no deja de ser natural y limpio. A no ser por ese diamantito de misterio que brilla en los ojos; la discreta, paciente e inhibida sensualidad de una mujer, es casi un secreto. Y si una pizca de morbo se asoma, caminando por la calle, mirando en los anaqueles de una librería o tecleando las cifras de una cuentas en un computador; una mujer se morederá el labio inferior, cruzará las piernas, o hará como quien se recoge el pelo, dejándolo solo al lado derecho, en señal de sofoco. Tal vez, una sonrisa impúdica se asome a su cara, o un culpable sonrojo, igual siempre está ahí esa conciencia de un cuerpo real, sentado o en movimiento, que tiene caderas, senos, que usa tacones y bragas, que recuerda o se anticipa a un recuerdo , y fantasea con cerrar los ojos y dejarse llevar por la corriente cálida del deseo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario